Restaurante asiduo en nuestras rutas por Asturias, que nunca nos decepciona ni cuando vamos personalmente, ni cuando se lo hemos recomendado a la gente más cercana.

Con un muy de agradecer familiar trato ofrecido por Pilar y Toño, el local dispone de un comedor pequeño pero muy cuidado y una terraza que, si el tiempo lo permite, puede hacer que tengáis una velada encantadora.

Podéis pedir varias cosas para picar y después decidiros por alguno de sus guisos como el arroz con bogavante, las patatas con centollo, fabes con almejas…etc. o bien alguno de sus pescados salvajes o marisco, traídos diariamente del Cantábrico. También tiene una carne asturiana muy buena.

Y, sobre todo, no podéis dejar de probar sus postres caseros como arroz con leche, torrijas, crema de manzana, Mousse de queso fresco de Porrúa con frutos del bosque…

Su bodega es corta pero cuidada, entre el que destaca por su buena relación calidad/precio, Abadía de San Campio, un D.O. Rías Baixas (Albariño), que os maridará perfectamente con casi cualquier plato si os gustan los vinos blancos.