Uno de esos restaurantes que uno se encuentra muy de vez en cuando donde se dan cita la buena mesa y un lugar con mucho encanto. Emplazado en un antiguo molino harinero, a orillas del Rio Duero en su paso por Quintanilla de Onésimo, Fuente Aceña ha utilizado y restaurado las antiguas instalaciones de manera muy especial para, combinando la piedra y el ladrillo existente y sus pilares y vigas de hierro antiguo, dar lugar a un entorno ideal para disfrutar de una buena comida junto a la pesquera del Rio Duero que servía al edificio para su antiguo uso.

Cuenta con 2 comedores, uno muy acogedor y más pequeño en la primera planta y otro en la segunda, más grande y luminoso con ventanales que dan al rio, con la propia cubierta de madera del edificio como techo. No menos agradable es un pequeño salón con sofas y chimenea junto al bar de la entrada donde podemos tomarnos una copa viendo a ras de la pesquera el propio rio Duero desde la cristalera de fondo.

Es uno de esos sitios en los que, ya sin probar bocado, tienen mucho ganado.

No obstante, su cocina, de la mano de Pedro de Rodrigo, nos ha dejado más que satisfechos con la calidad y creatividad como notas características, con una carta que combina la originalidad con productos de la zona, algunos recomendados en esta guía en su apartado de “Rincón Paladar Gourmet” como el Queso Pico Melero, los Espárragos de Tudela de Duero o vinos de la ribera como Pico Cuadro

A destacar de ella la lasaña de Morcilla, los garbanzos negros con pulpo, chipirones y sepia, el cochinillo confitado con manzana asada, el foie de pato escabechado, la hamburguesa de lechazo y sus deliciosos postres caseros.

Por cierto, el trato amabilísimo del equipo y su directora Azucena.