En pocas palabras, podríamos definir el Martín Quiroga como un gastrobar de nivel o “micro-restaurante”, que en poco tiempo se ha convertido en uno de los imprescindibles de la gastronomía pucelana, debido a la buena materia prima y la plasmación de la misma en platos y raciones de una gran frescura con un toque de originalidad y una excelente presentación.

El mayor inconveniente, que a la vez es su mejor reclamo, es su reducido tamaño, solo 4 mesas, a las que es difícil acceder si no es con reserva muy anticipada. No obstante, y aunque tampoco resulta fácil hacerse hueco, disponen de barra donde podemos degustar sus platos y raciones o medias raciones, de generoso tamaño, y conocer in situ la cocina y buen trato de los hermanos Marcos y Nicanor.

Respecto a la carta, y es una cosa que siempre agradecemos, cocina de mercado que varía según la temporada, para ofrecer, en cada momento, lo apropiado.

Conocidos son ya sus callos, carpaccio de gambas, rabo de toro, atún rojo, chipirones con salsa de pesto, minimorcillas, flan de queso mascarpone, trufas de chocolate….etc, en definitiva, una acertada apuesta que lo ha convertido en uno de los que solemos decir “ir a tiro hecho”.