Hemos ido ya 3 veces a comer al Alboroque y tenemos que decir que todas genial, tanto a la carta que tienen siempre, como sus menús de diario o fin de semana,como con las jornadas micológicas que organizan en temporada de setas, como ha sido esta última ocasión.

Enclavado en una antigua iglesia, el local ya de por si tiene el encanto de este tipo de lugares, tanto exterior como interiormente, como podéis ver en las fotos. Una escapada de fin de semana a ver el Castillo de la localidad y continuar con una buena comida entre muros de piedra en el Alboroque puede ser un gran plan, sobre todo porque, como decimos, la comida merece mucho la pena. Además cuentan con una casa rural enfrente y un bar en el mismo edificio de la Iglesia.

En esta última ocasión nos sorprendieron con un menú micológico, además de buenísimo, tan abundante que nos costó esfuerzo terminarlo. Se compuso de un cremoso de trompeta negra servido en copa espectacular, como entrante un risoto de senderuelas y castañas delicioso y, como plato de cuchara, nos dejaron un puchero de barro de garbanzos con boletus edulis del que sólo dejamos de rellenarnos el plato porque si no no podríamos continuar con el menú… Luego los platos de pescado y de carne riquísimos se componían de una brocheta de rape con setas de cardo con su crema y patatas de manzana y medallones de lengua de ternera con níscalos y panadera. De postre, un dulce de setas silvestres con crema de yogurt y piñones con unos contrastes en boca muy logrados.

Todo ello por 32 €/persona incluyendo un tinto roble, agua, café con pastas de la localidad y chupitos de la casa. Un precio excepcional para todo lo que comimos.

Volveremos al Alboroque.