Llevábamos tiempo queriendo conocer la Bicicleta por las buenas referencias que teníamos de colaboradores y amigos de Cantabria y por ser un lugar muy de moda y con buenas referencias del que pasa por allí y, la verdad es que no nos ha defraudado en absoluto. Es uno de esos sitios en los que, el encanto del lugar hace que, una simple caña con una bolsa de patatas fritas, ya te parezca que el viaje ha merecido la pena. Y ya, cuando la comida merece la pena y mucho, como ha sido el caso, pues miel sobre hojuelas, que se dice…

El local es una pasada, se trata de una casona muy bien rehabilitada con un jardín-patio lleno de detalles bonitos y originales, incluido un vehículo antiguo del que, personalmente, soy un enamorado, un furgón frances citroen hy, que destinan a comida más informal en el jardín, tipo food truck , una preciosidad llamada “La Furgo”. El ambiente es relajado, muy chill out que, como decimos, invita tanto a cenar en mesa como a simplemente tomarte unas cañas o vinos en el patio.

La carta muy interesante, con productos de mercado y con un ligero toque fusión y llena de propuestas sugerentes. Detalles muy cuidados y de agradecer como que te sirven una botella de agua del grifo cortesia de la casa que aligera la cuenta y de indiscutible calidad dada la zona (seguro que mejor que muchas de las embotelladas). A tener muy en cuenta el pan, servido en una bolsita de tela con diferentes tipos, todos muy buenos y distintos de la oferta habitual (de tomate, aceitunas, cereales…). El aperitivo de bienvenida consistió en una especie de humus de garbanzos con pimentón y aceite, seguimos con unas croquetas caseras muy buenas y con presentación muy original, en una caja de cartón, una tosta de jamón, foie y cebolla roja caramelizada, un ceviche de lubina con vinagreta de pulpo, cebolla y tomate, y un risotto de calamar y bacon. Como decimos, todo original y con muy buena materia prima. Nos habían recomendado también otros platos como sus carnes o su hamburguesa de rabo de toro, pero será en otra ocasión. Muy buenos postres caseros

El servicio, impecable y rapidísimo. Por poner un pero, quizá demasiado rápido, tal vez por lo concurrido del lugar un sábado noche con amenaza de tormenta, si bien, están perfectamente preparados ante esos imprevistos incluso en terraza con toldos que cubren casi todas las mesas.

Imprescindible llamar para reservar dado lo concurrido del lugar y que no abren todos los meses del año, tomándose unos meses de vacaciones tras el periodo estival. En temporada abren de jueves a domingo excepto agosto que lo hacen de martes a domingo.

Volveremos fijo.